Por El Gato Fumeta
gatofumeta@gmail.com
ESTE GATO VERDE Y ECOLOGISTA LOS INVITA A SUMARSE A LA CAMPAÑA PARA QUE LAS AUTORIDADES PIENSEN UN RATO EN EL FUTURO DE NUESTRA CIUDAD, RECONOZCAN QUE LA CAGARON CON EL CASINO, Y APRUEBEN LA CONSTRUCCIÓN DE CICLOVÍAS SEGURAS EN CALAMA. ADEMÁS, SACA SU LADO POLÍTICO Y HABLA DE LA MUERTE DEL TIRANO; SIN OLVIDARSE DE SUS CONSEJOS PARA QUE EL AUTOCULTIVO SEA EXITOSO.
Mientras la farándula política internacional se comienza a concentrar expectante en la ejecución del dictador sunita Sadam Hussein, a nosotros se nos murió de viejo nuestro Tata... ¿qué pena, no? Imagínense, qué hicimos para se muriera de viejo y, aunque procesado, nunca condenado. Por eso quizás me parecieron raras las celebraciones con champaña y agua mineral; con caravanas de autos y banderas del Ché Guevara. Menos raras parecían las barricadas y los peñascazos contra el guanaco frente a la Moneda sitiada y sinpermisoparapasarporMorandé... En fin, bien porque está muerto y quemado, mal porque no lo vimos tras las rejas en traje a rayas o volar por los aires con un low en la cuesta no sé qué, como me dijo un amigo “treinteañero”.
Pero en nuestra lejana Calama hay noticias menos glamorosas como el atropello de un ciclista frente al templo al que familiarmente llamamos mall. En medio de las calurosas tardes en que corremos comprando regalos navideños en nombre de una tal Jesús, su nombre y su bicicleta eran sólo un mal recuerdo para un puñado de testigos silenciosos y amnésicos.
¿Ciclistas o calles peligrosas?
Hace algunas semanas, en el mismo sedante mercurial que hoy vendía la muerte en bicicleta en portada y a todo color, se podía leer en una de sus breves notas misceláneas reclamos contra los “imprudentes” y molestosos ciclistas que circulaban por Calama. El olvido rápido es una de las bondades de la amnesia que afecta a la mayor parte de los calameños... ¿será por los fríos y calores extremos, o por los metales pesados y humos tóxicos que inundan el aire que respiramos desde niños?
Entonces, nos parece muy importante alzar la voz por las decenas de trabajadores y estudiantes que hacen de unas ruedas flacas unidas por fierros y la fuerza de sus propios cuerpos su principal medio de transporte. Esto ocurre en una ciudad hostil para las personas que las hace suicidarse de tanto en tanto; una ciudad que se va llenando de autos y cuatroporcuatros compradas por mineros con sus bonos circenses, los que arrinconan, muerden y gruñen a los valientes ciclistas que tapados con parkas y gorros se desplazan con audacia y precisión en los amaneceres y las tardes de nuestra polvorienta Calama.
Y nos preguntamos lo obvio ¿por qué no hay ciclovías en Calama? Y, a todas luces, resulta absurdo que no existan en una ciudad pequeña en extensión y prácticamente plana. ¿Cuanto nos podemos demorar pedaleando entre le Caspana y la Kamac Mayu? ¿o entre las casas de los esclavos y esclavas del mall que nos sonríen para ganarse una comisión, y el templo que los exprime? ¿o entre el horripilante y fascistoide edificio que nos instaló Codelco y las modernas y brillantes casas de sus trabajadores? Difícil que alguno de estos tramos dure más de 25 o 30 minutos a ritmo suave pero constante.
Hay que ponerse serios (y serias)
Entonces, ¿por qué nadie ha tratado en serio la instalación de ciclovías seguras que incentiven a que más calameños y calameñas dejen sus autos en las casas? Claro que habrá quienes se quejen del polvo que danza con el viento, el sol, el frío, los perros, y hasta nuestra querida delincuencia. Pero si no aprendemos del crecimiento inorgánico y desordenado de las grandes ciudades chilenas, en unos años más Grecia, O’higgins, Balmaceda y Granaderos serán interminables ríos de metal brillante, bocinas y aires acondicionados. Y después nos modernizaremos, tendremos restricción vehicular, TAG y hasta programas radiales para “lahoradeltaco”.
Piensen en la visión de largo plazo de nuestro “sabio” alcalde y su patética corte de concejales. ¿Tendrán el intelecto suficiente para entender esta columna? (Entre paréntesis ¿a alguien le llegó la punga tarjeta navideña del turco Giadach con su foto “a color”? Si hasta mi mamá que votó por él la encontró rasca; en papel brillante y con un cartoncito para anotar “datos importantes”, coronado con una foto de quien en los ochenta adhiriera a Renovación Nacional). Entre todos (y todas) no hacen uno.
Desde ahora, el Gato Fumeta lanza su grito ecologista desde esta columna zandunguera: ciclovías para Calama, ya!! Escribe esta frase en los baños de tu liceo; y de a poco iremos creciendo.
gatofumeta@gmail.com
ESTE GATO VERDE Y ECOLOGISTA LOS INVITA A SUMARSE A LA CAMPAÑA PARA QUE LAS AUTORIDADES PIENSEN UN RATO EN EL FUTURO DE NUESTRA CIUDAD, RECONOZCAN QUE LA CAGARON CON EL CASINO, Y APRUEBEN LA CONSTRUCCIÓN DE CICLOVÍAS SEGURAS EN CALAMA. ADEMÁS, SACA SU LADO POLÍTICO Y HABLA DE LA MUERTE DEL TIRANO; SIN OLVIDARSE DE SUS CONSEJOS PARA QUE EL AUTOCULTIVO SEA EXITOSO.
Mientras la farándula política internacional se comienza a concentrar expectante en la ejecución del dictador sunita Sadam Hussein, a nosotros se nos murió de viejo nuestro Tata... ¿qué pena, no? Imagínense, qué hicimos para se muriera de viejo y, aunque procesado, nunca condenado. Por eso quizás me parecieron raras las celebraciones con champaña y agua mineral; con caravanas de autos y banderas del Ché Guevara. Menos raras parecían las barricadas y los peñascazos contra el guanaco frente a la Moneda sitiada y sinpermisoparapasarporMorandé... En fin, bien porque está muerto y quemado, mal porque no lo vimos tras las rejas en traje a rayas o volar por los aires con un low en la cuesta no sé qué, como me dijo un amigo “treinteañero”.
Pero en nuestra lejana Calama hay noticias menos glamorosas como el atropello de un ciclista frente al templo al que familiarmente llamamos mall. En medio de las calurosas tardes en que corremos comprando regalos navideños en nombre de una tal Jesús, su nombre y su bicicleta eran sólo un mal recuerdo para un puñado de testigos silenciosos y amnésicos.
¿Ciclistas o calles peligrosas?
Hace algunas semanas, en el mismo sedante mercurial que hoy vendía la muerte en bicicleta en portada y a todo color, se podía leer en una de sus breves notas misceláneas reclamos contra los “imprudentes” y molestosos ciclistas que circulaban por Calama. El olvido rápido es una de las bondades de la amnesia que afecta a la mayor parte de los calameños... ¿será por los fríos y calores extremos, o por los metales pesados y humos tóxicos que inundan el aire que respiramos desde niños?
Entonces, nos parece muy importante alzar la voz por las decenas de trabajadores y estudiantes que hacen de unas ruedas flacas unidas por fierros y la fuerza de sus propios cuerpos su principal medio de transporte. Esto ocurre en una ciudad hostil para las personas que las hace suicidarse de tanto en tanto; una ciudad que se va llenando de autos y cuatroporcuatros compradas por mineros con sus bonos circenses, los que arrinconan, muerden y gruñen a los valientes ciclistas que tapados con parkas y gorros se desplazan con audacia y precisión en los amaneceres y las tardes de nuestra polvorienta Calama.
Y nos preguntamos lo obvio ¿por qué no hay ciclovías en Calama? Y, a todas luces, resulta absurdo que no existan en una ciudad pequeña en extensión y prácticamente plana. ¿Cuanto nos podemos demorar pedaleando entre le Caspana y la Kamac Mayu? ¿o entre las casas de los esclavos y esclavas del mall que nos sonríen para ganarse una comisión, y el templo que los exprime? ¿o entre el horripilante y fascistoide edificio que nos instaló Codelco y las modernas y brillantes casas de sus trabajadores? Difícil que alguno de estos tramos dure más de 25 o 30 minutos a ritmo suave pero constante.
Hay que ponerse serios (y serias)
Entonces, ¿por qué nadie ha tratado en serio la instalación de ciclovías seguras que incentiven a que más calameños y calameñas dejen sus autos en las casas? Claro que habrá quienes se quejen del polvo que danza con el viento, el sol, el frío, los perros, y hasta nuestra querida delincuencia. Pero si no aprendemos del crecimiento inorgánico y desordenado de las grandes ciudades chilenas, en unos años más Grecia, O’higgins, Balmaceda y Granaderos serán interminables ríos de metal brillante, bocinas y aires acondicionados. Y después nos modernizaremos, tendremos restricción vehicular, TAG y hasta programas radiales para “lahoradeltaco”.
Piensen en la visión de largo plazo de nuestro “sabio” alcalde y su patética corte de concejales. ¿Tendrán el intelecto suficiente para entender esta columna? (Entre paréntesis ¿a alguien le llegó la punga tarjeta navideña del turco Giadach con su foto “a color”? Si hasta mi mamá que votó por él la encontró rasca; en papel brillante y con un cartoncito para anotar “datos importantes”, coronado con una foto de quien en los ochenta adhiriera a Renovación Nacional). Entre todos (y todas) no hacen uno.
Desde ahora, el Gato Fumeta lanza su grito ecologista desde esta columna zandunguera: ciclovías para Calama, ya!! Escribe esta frase en los baños de tu liceo; y de a poco iremos creciendo.
¡¡¡ Cogollos habemus!!!
Con esta rara frase un lector acompañaba un par de fotos con sus marías crecidas en un departamento calameño. Luego de varios meses de dedicación, de fracasos, de semillas malas, de mucha agua y poco fertilizante, y ya muertos los malditos machos, quedan las matas de cannabis que pueden lucir orgullosos ante sus amigos.
Las flores se abren y se llenan de pelitos blancos, con un evidente gesto que imita la anatomía sexual de nuestras féminas humanas. El macho, en cambio, es un parásito alargado mezquino con sus hojas y que muestra sus penes amarillentos y polinizadores.
Estas flores en un par de meses serán gordos y aromáticos cogollos que se harán humo. Felicitaciones y bien por el éxito conseguido. Pero no deben confiarse. Cuiden sus plantas del frío extremo, de la abundancia de agua y abono, y si salen de vacaciones, de dejarlas encargadas el amigo o amiga de confianza para que se las riegue. Como dicen por ahí, pueden vivir sin ti, pero no sin agua. Ándate tranquil@ de vacaciones.
El resto de nuestr@s lector@s que aún no llega a esta sublime fase, siga trabajando con paciencia y dedicación (lea nuestras columnas anteriores en este mismo periódico). Con el tiempo los paraguas serán sólo un mal recuerdo... si algo de cerebro les dejaron los lucazos del paseo Ramírez.
Buenos humos y próspero año 2007.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario